13 oct 2010

No nos contradecimos: Agua, Luna y Posicion de la Tierra: Escenciales para la vida

Un solo vaso de agua contiene incontables billones de moléculas. Cada molécula tiene un diseño engañosamente sencillo: dos átomos de hidrógeno unidos a un átomo de oxígeno. El lado del oxigeno tiene una carga ligeramente negativa, y el hidrógeno una carga ligeramente positiva. Estas cargas opuestas se atraen como diminutos imanes y forman los llamados “puertos de hidrógeno”.
¿Que resulta de este sencillo pero elegante diseño? Conforme el agua se enfría, se contrae u se vuelve más densa. Pero a diferencia de la mayoría de los líquidos, cuando se acerca al punto de congelación, ocurre algo insólito. ¡El agua comienza a expandirse! Al volverse hielo, los puentes de hidrógeno se traban de tal modo que las moléculas forman un entramado muy abierto. Gracias a este diseño tan singular, el hielo es menos denso que el agua y flota en la superficie. Esta propiedad impide que gran parte del agua de los lagos, los ríos y hasta los océanos acabe convirtiéndose en hielo sólido. De este modo, Jehová creó un aislante natural que preserva la vida en el agua líquida que hay debajo.
Esta abundancia de agua no existiría si la tierra no estuviera precisamente situada en el sistema solar a unos 150 millones de kilómetros del sol. Si la tierra estuviera tan sólo un 5% más cerca del sol, el calor abrasador impediría que existiera la vida. Pero si estuviera tan sólo 1% más lejos del sol, gran parte de nuestro planeta quedaría cubierto por enormes capas de hielo.
Jehová también hizo la tierra con el tamaño exacto. Si fuera un poco más grande, su gravedad sería mayor. El hidrógeno, siendo un gas ligero, se acumularía, pues no podría escapar a la atracción de la tierra. Con el tiempo, la atmósfera se haría irrespirable. Por otro lado, si nuestro planeta fuera ligeramente más pequeño, tanto el oxigeno como el aguade la superficie se escaparían. En ambos casos, ya fuera la tierra más grande o más pequeña, la vida no existiría. 
Tanto el tamaño de la tierra como su distancia del sol revelan que Jehová la creó para ser habitada (Isaías 45: 18)
Orbitando el torno a la tierra tenemos un “testigo fiel” del cuidado con que Jehová diseñó nuestro hogar. El salmista declara que Jehová “hizo la luna para tiempos señalados” (salmo 89:37) ¿Qué propósito cumple la luna? Con un diámetro equivalente a la cuarta parte del diámetro de la tierra, ejerce una intensa fuerza gravitatoria que estabiliza la inclinación del eje de rotación terrestre. Si no fuera por la luna, durante largos periodos la tierra oscilaría entre casi 0 y 85 grados, y eso tendría catastróficas consecuencias en el clima. En una cara de la tierra, las temperaturas se elevarían, mientras que en la otra se desplomarían.
Al mantener constantes el clima y las estaciones, la luna no sólo es hermosa, sino también esencial para la vida. La biblia no se equivoca al decir que la luna “es un testigo fiel en los cielos”. (salmo 89: 37)

tomado del DVD "The wonders of creatoins reveal God´s glory" de la watchtower Bible and track Society de Nueva york

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